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Esta herramienta de la fotografía te permite tomar el control de lo que quieres mostrar en una foto y guiar al espectador a los elementos que quieras dentro de tu encuadre.
Si estás tomando una foto y tienes una luz adecuada, pero desde donde te encuentras, tu elemento principal aparece mal ubicado, lo más probable es que la imagen no quede tan bien.
Para solucionar este tipo de inconvenientes, conoce las reglas de composición fotográfica:
Imagina que ves el visor de tu cámara dividido en tres partes a lo largo y a lo alto. Esto creará unos tercios verticales y horizontales. En cada parte donde se cruzan las líneas que dividen estos tercios, tendrás algo llamado Puntos fuertes. La recomendación es ubicar cerca de estos puntos al elemento principal de tu fotografía.
En varios elementos de la naturaleza existe algo llamado La espiral dorada o áurea, y esta, al igual que la regla de los tercios, te puede servir de guía para ubicar el elemento principal de tu fotografía y así lograr dirigir la mirada del espectador a ese punto de la imagen donde la zona de interés visual es mayor.
Al tomar fotos de paisajes donde se vea el horizonte, este debe quedar en línea paralela con los bordes de la fotografía para que no quede la sensación de que la foto está torcida o “caída”.
Así mismo, se recomienda usar la regla de tercios para ubicar la línea del horizonte. Si ubicas el horizonte en el tercio superior, los ojos se centrarán en la parte inferior de la imagen y viceversa: al ubicar el horizonte en el tercio inferior, se destacará la parte superior de la foto.
Con ellas se puede dar profundidad o guiar la mirada del espectador a un punto específico en una foto.
Por ejemplo, en fotografía de arquitectura, puedes tomarle una foto a un edificio de frente y usar las líneas horizontales y verticales para ubicarlo en tu fotografía.
Sin embargo, si para ese mismo edificio te apoyas en las líneas diagonales, podrás mostrar más profundidad.
Los tonos en una imagen pueden generar diferentes emociones. Gracias a ellos, puedes transmitir la sensación de tranquilidad, pureza, euforia, entre otros. Aprovecha el balance de blancos y la temperatura del color para darle el tono que deseas a tu foto.
Por ejemplo, usa un balance cálido para darle una sensación de armonía a tus fotos de atardeceres, o frío para resaltar equilibrio o serenidad cuando tomes fotografías de una ciudad.
Un fondo puede robarse el protagonismo de una imagen. Si el contraste no es adecuado o tiene muchos detalles, esto crearía confusión con el elemento principal de la foto.
Para esto, aprovecha la profundidad de campo para desenfocarlo o prueba tomar la fotografía desde distintos puntos para que no se afecte la toma correcta de la imagen.
Cuando en la fotografía exista más de un elemento, procura que cada uno mantenga su tamaño real. Es muy común ver en fotos de vacaciones que las personas quieren tomarse una fotografía junto a un monumento, pero se hacen tan cerca de él que el monumento sale cortado o la persona se pierde ante la magnitud de la construcción.
Por ello, trata de buscar la ubicación ideal donde cada elemento sea un reflejo fiel de lo que se quiere retratar.
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