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Así como los sustantivos, los adjetivos y otras categorías gramaticales tienen una clasificación especial, los verbos también se dividen en regulares e irregulares, según su conjugación.
Conjugar es adaptar el verbo a la voz, modo, tiempo, aspecto, número y persona que se está usando en la oración. ¡Sigue leyendo para entenderlo mejor!
Los verbos regulares son aquellos que al conjugarse no sufren muchas modificaciones, de hecho, sus raíces no se ven alteradas. Mira el siguiente ejemplo con el verbo "amar", al conjugarlo con varios pronombres quedaría así:
En este caso, la raíz del verbo señalada en azul siempre se mantiene, solamente cambian las letras finales de acuerdo al pronombre.
Prueba con alguno de los verbos de la siguiente lista. La clave está en eliminar las terminaciones (-ar, -er, -ir) del verbo en infinitivo y añadir la parte final que le corresponda según el pronombre.
Verbos irregulares
Por otro lado, los verbos irregulares son aquellos que al conjugarse cambian un montón y básicamente no conservan su raíz. Hagamos una prueba con el verbo "decir", al conjugarlo con varios pronombres quedaría así:
Al eliminar el infinitivo del verbo "decir", solo queda la raíz "dec". Sin embargo, si te das cuenta en la conjugación el "dec" se ve alterado, no se mantiene en muchas de estas opciones. En pocas palabras, la raíz cambia.
Mira la siguiente lista de verbos irregulares:
¿Qué te parece si practicas un poco? Resuelve las siguientes preguntas:
¡Ya casi terminas este curso de Gramática básica! En la siguiente página te explicamos qué es la oración y cuáles son su partes.
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